Essays

El método de la correspondencia telegramática: Un modo de indagación digital para tiempos de confinamiento

Tomás Sánchez Criado y Adolfo Estalella
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Tras el estallido de la crisis sanitaria y social producida por la COVID-19 en España (y en mitad de las medidas extremas de confinamiento) hemos participado durante este tiempo en un grupo de mensajería. El espacio se ha convertido, desde mediados de marzo, en nuestra principal fuente de noticias, recursos, experiencias, apreciaciones, reflexiones y debates colectivos en torno a la situación actual, aunque podríamos decir más: ese grupo para el trasiego de mensajes se ha tornado en un inesperado espacio de indagaciones colaborativas en estos extraños tiempos pandémicos. El grupo fue creado originalmente por personas cercanas con quienes hemos compartido nuestros proyectos etnográficos de los últimos años: un conjunto diverso de arquitectas, diseñadores y profesionales del ámbito de la cultura. El objetivo era poner en marcha una “virus-emergency-version-conversation” (en sus propios términos), una nueva versión de un podcast/programa de radio que meses antes se había dedicado a explorar las variadas formas de la colaboración urbana en Madrid durante las últimas dos décadas. El grupo de mensajería telefónica era una continuación, o quizá más bien deberíamos decir una ‘remediación’ (por el cambio de medio que suponía), del programa de radio previo que había sido financiado por una institución cultural madrileña. En sus distintos capítulos se habían reunido para conversar activistas okupas, arquitectas, artistas y otros profesionales para debatir monográficamente en torno al tema de la colaboración. Cuando la pandemia inundó nuestras vidas, el equipo detrás del programa abrió un grupo de mensajería usando la aplicación Telegram (similar en funciones a otras como, por ejemplo, WhatsApp) e invitó a algunas personas que habían participado en los programas anteriores a discutir las prácticas que la crisis del coronavirus había hecho emerger. Adolfo fue invitado primero y éste incluyó a Tomás después.

En este breve texto reflexionamos sobre cómo el uso peculiar de una plataforma digital convencional pudiera inspirar metodológicamente nuestro trabajo como científicos sociales. En particular, pretendemos contribuir al creciente debate sobre cómo hacer etnografía en tiempos de confinamiento y de manera específica exploramos las posibilidades que esta forma de correspondencia ‘telegramática’ nos ofrece para indagar (tanto a nuestras contrapartes en esta conversación como a nosotros mismos) en la incertidumbre que se nos abre durante estos tiempos extraños. Sin duda, las medidas de confinamiento para contener el brote pandémico han puesto de relieve los retos de una investigación social basada en la ‘observación participante’, lo cual ha llevado a algunos colegas a imaginar lo que han descrito como formas remotas de trabajo etnográfico[1] mientras que otros se han embarcado en diseñar y abrir archivos especializados para modos de etnografía digital relacionada con la COVID.[2] Pero la situación ha empujado también a imaginar otras formas distribuidas de trabajo multimodal y colaborativo en red (Collins & Durington, 2017) junto con nuestras contrapartes epistémicas en la pandemia. De hecho, tal y como Samuel G. Collins (2020) ha señalado: “que nosotros no podamos estar in situ no significa que la gente de las comunidades en que trabajamos no esté in situ”.

El argumento que presentamos aquí resuena con estas reflexiones y continúa el trabajo que hemos desarrollado durante la última década en torno a la experimentación con formas de colaboración etnográfica y los dispositivos de campo que se disponen para ellas (field devices) (Estalella & Criado, 2018). En esta breve pieza exploramos cómo el uso de una aplicación de mensajería telefónica (en este caso basada en Telegram, aunque asumimos que es igualmente aplicable con aplicaciones análogas) permite un modo de comunicación telegramática que despliega lo que nos querríamos llamar un método de ‘correspondencia’: un modo de indagación que en lugar de recurrir a la etnografía despliega cuidadosamente las condiciones para responder juntas (o ‘co-responder’) a una situación de incertidumbre. Así estaba presente en el objetivo inicial de ‘Cor on collaboration’–como el grupo fue denominado– que se propuso una reflexión sobre los retos colaborativos que la pandemia ha hecho emerger.

Tras la invitación a participar nos unimos a un grupo heteróclito de arquitectas y diseñadoras, profesionales del ámbito de la cultura, así como trabajadoras de los sectores del cuidado social y sanitario, escritoras y otros científicos sociales, entre otros perfiles. De las 20 personas que iniciaron el  grupo a medidos de marzo, en sólo dos semanas el número de participantes se amplió (por medio de invitaciones a otras personas en redes comunes que pudieran contribuir) a 84 integrantes. Aunque el grupo es predominantemente castellanoparlante, la diversidad geográfica de sus integrantes ha reunido a personas viviendo en Hong Kong, Londres, Dakar, Berlín, Buenos Aires, Bilbao o el sur de Francia. Rápidamente el grupo se convirtió en un espacio vivo y frenético de intercambio donde diferentes participantes han compartido experiencias personales, comentarios de artículos en los medios, se han discutido papers especializados o pre-prints y se ha analizado colectivamente cualquier cosa que fuera relevante para entender la crisis de la COVID.

Logo. CC BY 2020 Cor on Collaboration

Cor on Collaboration (CoC) es, sin embargo, solo una de las muchas iniciativas auto-organizadas que han florecido en los últimos meses en España (al igual que en otros países). En la distancia del confinamiento hemos podido ver cómo distintos conocidos han intentado agruparse a través de diversas iniciativas digitales: de repente, grupos de WhatsApp que ya existían empezaron a tener otras funciones; alguien organizó un grupo de Telegram para facilitar formas de ayuda mutua; otros crearon sitios web para archivar o aunar recursos de todo tipo (desde música para niños hasta consejos para enseñar a distancia); y más allá otros colegas empezaron a compilar, analizar y ofrecer frenéticamente visualizaciones de las distintas métricas del estallido pandémico.

Desde las revueltas de los indignados y las movilizaciones subsiguientes a principios de los años 2010 –en las cuales participamos intensamente como etnógrafos y colaboradores de distintos proyectos–, Telegram se ha convertido en una plataforma digital de uso regular para la toma compartida de notas, la escritura de actas en reuniones o asambleas, así como para estar en contacto e implicarse en debates. Esta aplicación de mensajería (similar en funciones a otras aplicaciones como WhatsApp y Signal) es muy popular entre activistas y profesionales de la cultura en España. Quizá junto con Twitter y los pads abiertos pudiera ser considerada parte del kit de herramientas digitales del activista de la cultura libre. Además de la apertura de su código fuente, entre las razones para su uso se suelen mencionar las condiciones de cifrado de extremo a extremo (así como la edición y borrado de mensajes), pero también sus funcionalidades tanto en las versiones para teléfono como escritorio: además del uso de canales para emitir información, en sus funciones de grupo permite el chateo, junto con la grabación de audios o vídeos, así como el almacenado de vínculos, previsualizando algunos de sus contenidos.

Por ejemplo, en las primeras semanas de CoC se compartieron vídeos que mostraban y también enseñaban cómo jugar al bingo entre edificios en mitad del confinamiento. También se hicieron habituales las discusiones comparativas sobre datos y políticas públicas, como por ejemplo la baja mortandad en Alemania. Se discutieron reflexiones sobre los reajustes familiares que han sido necesarios en los concurridos espacios interiores que han llevado en ocasiones a su límite la convivencia familiar. Un día incluso nos propusimos crear un archivo sonoro de nuestras ciudades confinadas. Una condición interesante de la aplicación es su función como archivo digital lo que facilita la recuperación de ‘texto’, ‘documentos multimedia’, ‘vínculos’ o ‘archivos de sonido’. Esta característica ha sido utilizada regularmente por el equipo curatorial que desde el inicio nos ha animado a mandar archivos de audio que tras su compilación y edición, junto con otro material de fondo para la ocasión, ha llevado a la elaboración de varios programas de radio cuyo objetivo era compartir la conversación del grupo con un público más amplio.

Captura de pantalla sobre las opciones de archivado del grupo de Telegram de ‘Cor on Collaboration’. Tomada por los autores.

De hecho, en continuidad con la idea del proyecto previo del cual surgía, el equipo comenzó a producir episodios de podcast que eran publicados en otra aplicación digital de uso convencional: iVoox. Además de chatear o enviarnos vídeos han circulado por el grupo de mensajería más de 500 mensajes de audio (de duraciones variables, muchos de ellos entre 1 y 7 minutos), documentando distintos temas y situaciones de las vidas confinadas, como por ejemplo: el sonido de una gota de agua registrado por María, una reconocida artista; la reconstrucción al modo de una conferencia de la historia del urbanismo higienista, compartida por Alberto (colega antropólogo), o las prácticas habituales de los habitantes de Hong Kong para lidiar con estallidos pandémicos, como nos relató Marta. El volumen de audios ha sido suficiente para componer nueve episodios de los temas más diversos, como ‘urbanismo higienista’, ‘feminismo y prácticas de cuidado’, ‘inteligencias colectivas’ (con dos episodios, uno sobre iniciativas de apoyo mutuo y otro sobre respuestas de auto-fabricación a la falta de equipamiento de protección sanitaria), ‘futuro y ecologías’, o ‘las vidas cotidianas confinadas’; y hay al menos otros tres en producción en el momento en que escribimos esto.

Poster del episodio #9 ‘Inteligencias colectivas: makers’, emitido el 15/05/2020. CC BY 2020 Cor on Collaboration

Perplejos ante la situación actual Cor on collaboration (tanto en su versión de Telegram como en el podcast) se ha convertido en un recurso para navegar estos tiempos inciertos –así ha sido tanto para nosotros como para el resto de nuestros acompañantes–. Además de ser un lugar para la solidaridad, el debate y el contacto, ha sido un espacio para cuidar de nuestros modos de indagación pues ha estado movido por el esfuerzo compartido de problematizar el momento presente. Esta particular forma de correspondencia (a través de mensajes) puede ser descrita como un plexo trans y a-disciplinar de lo que en otro lugar hemos descrito como ejercicios de ‘problematización conjunta’, dicho de otra manera: una investigación compartida que (en este caso) tantea los contornos inciertos de la socialidad de la COVID-19 y su vida urbana. La correspondencia telegramática de CoC (y aquí nos referimos literalmente a esta ‘correspondencia’ basada en el envío de breves mensajes, a modo de telegramas) resuena con otros experimentos que remedian el trabajo etnográfico (cambiando su medio) a través de la correspondencia postal, como ocurre con el uso de postales en el trabajo de Mascha Gugganig y Sophie Schor (2020). En el caso concreto de CoC los participantes pueden documentar, compartir y discutir los matices de sus vidas en esta rara situación de confinamiento interconectado. Pero más allá de la lectura literal que hacemos de esta correspondencia, creemos que estos ejercicios de mensajería sonora abren un espacio para conceptualizar la correspondencia como un modo de indagación. En la hermosa conceptualización del antropólogo Tim Ingold, la correspondencia es planteada como un método esperanzado “no tanto para describir el mundo o representarlo, como para abrir nuestra percepción a lo que está aquí ocurriendo, de modo que podamos, a continuación, responder a ello” (2013: 7). Siguiendo la inspiración de Ingold, la correspondencia con esta forma de mensajería de audio, por tanto, puede considerarse una manera de relacionarse con el mundo, un manera de ensayar la formas apropiadas de responder conjuntamente (o co-responder) al actual periodo de crisis.

Cómo responder etnográficamente ante esta situación es algo que nos ha inquietado, como a muchas otras, desde los inicios del confinamiento: ¿En qué se pudiera convertir la etnografía en esta situación?, ¿nos obligará a sumergirnos en la hermenéutica del análisis de documentos en línea?, ¿nos veremos ‘confinados’ a realizar meditaciones auto-exploratorias, una nueva forma de auto-etnografía digital? Durante este tiempo hemos reflexionado sobre la manera adecuada de documentar las situaciones que han emergido en el caso español.

Tomemos, por ejemplo, los hospitales públicos, una de las infraestructuras más golpeadas (y, en particular, las unidades de cuidados intensivos), saturadas en las primeras semanas de la crisis. Los efectos sufridos por estas infraestructuras sanitarias fueron debatidos en CoC: los complejos casos de triaje y las controversias bioéticas de la práctica médica dieron lugar a una discusión intensa; junto a otros temas como, entre otros: la escasez de equipamiento médico, la inventiva en la forma de respuestas auto-fabricadas (con distintos makers implicándose en la producción colaborativa de máscaras, equipos de protección o ventiladores) o la reordenación espacial de los hospitales (con arreglos improvisados y la creación de hospitales de campaña para ampliar la capacidad de camas). Bien es cierto que muchos trabajadores del ámbito de la salud han empleado asiduamente las redes sociales o han aparecido en crónicas periodísticas para abrir mostrar lo que estaba ocurriendo, pero ¿cómo hacer etnografía cuando el acceso a los hospitales no es posible? En ese sentido, ‘Cor on Collaboration’ ha sido una fuente de inspiración: ¿y si rediseñáramos la práctica etnográfica a partir de lo aprendido ahí?, ¿quizá pudiéramos desarrollar una plataforma etnográfica basada en la recopilación de mensajes de audio que distintos profesionales implicados en la investigación pudieran registrar y compartir, de tal modo que abriéramos a debate público lo que ocurre?, y del mismo modo, esa pudiera ser la forma de abordar el aprendizaje de otras muchas actividades durante el confinamiento.

Cor on collaboration, de hecho, evoca las experiencias de nuestros trabajos de campo en las postrimerías de la crisis del 2008. En aquel momento, igual que hoy, la quiebra económica fue un momento de crisis epistémica que nos forzó a reaprender cómo hacer etnografía (Estalella & Criado, 2019): entonces, aprendimos del urbanismo hecho a mano, del activismo de la cultura libre y del diseño, cómo hacer etnografía disponiendo ecologías de documentación abierta, expandiendo (cuando no redistribuyendo) quiénes y cómo relataban –y aprendimos también de sus modos de socialidad auto-inscriptora, en lugares donde las notas de campo parece que se escriben solas, al decir de Nardi (2015)–. Ahora, como entonces, la inspiración sobre cómo cultivar un gesto inventivo en nuestras indagaciones sigue viniendo de nuestras contrapartes en el campo. Quizá la práctica mundana de articular una forma telegramática de correspondencia pudiera servir de inspiración a otras científicas sociales  para reaprender e inventar formas cuidadosas de (co)responder a los inesperados retos del momento.

Material adicional: episodios del podcast

Escuche los episodios del podcast creados por el grupo de mensajería ‘Cor On Collaboration‘ en Telegram.

Todos los archivos en castellano, descargables con licencia de dominio público.

Lista de episodios (emitidos a fecha de 31 de mayo de 2020)

Referencias

Collins, S. (April 11, 2020). Networked, Not Virtual: Ethnography when you can’t go there. Retrieved from https://tomorrowculture.blogspot.com/2020/04/networked-not-virtual-ethnography-when.html?m=1

Collins, S. G., Durington, M., & Gill, H. (2017). Multimodality: An Invitation. American Anthropologist, 119(1), 142–146.

Estalella, A. & Criado, T.S. (2018) (Eds.). Experimental Collaborations: Ethnography through Fieldwork Devices. New York: Berghahn.

Estalella, A. & Criado, T.S. (2019). DIY Anthropology: Disciplinary knowledge in crisis. ANUAC. Journal of the Italian Society of Cultural Anthropology, 8(2), 143-165.

Gugganig, M., & Schor, S. (2020). Teaching (with) Postcards: Approaches in the classroom, the field, and the community. Teaching Anthropology, 9(2), 56–65.

Ingold, T. (2013). Making. Anthropology, archaeology, art and architecture. London: Routledge.

Nardi, B. A. (2015). When Fieldnotes Seem to Write Themselves: Ethnography Online. In R. Sanjek & S. W. Tratner (Eds.), eFieldnotes: The Makings of Anthropology in the Digital World (pp. 192–209). Philadelphia: Pennsylvania University Press.

Agradecimientos

Quisiéramos agradecer a los miembros de ‘Cor on Collaboration’ su generosidad y su saber, así como la oportunidad que nos han ofrecido para aprender unos de otros. Nuestro más sincero agradecimiento a (por orden de entrada o participación en el grupo): Natasa Lekkou, Alberto Nanclares, Aurora González-Adalid, Manuel Pascual, Enrique Espinosa, Marta Badiola, Julia López Varela, Juanito Jones, Juan Chacón, Maé Durant, Emilio Luque, Alberto Corsín Jiménez, Marta Catalán, Raquel Congosto, Domenico di Siena, Sergio Gordo, Jacobo García, Juan López-Aranguren, Aurora Andrea González, Marcos García, Uriel Fogué, María Álvarez, María Jerez, Irene Zugasti, Pablo Rey, Ethel Baraona, María Mazzanti, Liliana López, Amador Fernández, Fernando Domínguez Rubio, Maite Borjabad, Alfonso Sánchez-Uzábal, Ane Rodríguez, Carolina García, Alejandra Calvo, Elisa de los Reyes García, Jorge Toledo, Nacho de Antonio, Andrea Ana, Álvaro Ardura, Blanca López-Aranguren, Rosa Jiménez, Eduardo Castillo, Nerea Calvillo, Nuria Sánchez, Carlos Cañete, José Quintanar, Silvia Nanclares, Paula López, Maral Kekejian, Ricardo Antón, Txelu Balboa, Antonio Yemail, Berta Gutiérrez, Sara Romero, Ana E. Zazo, Marta G. Franco, Esaú Acosta, Luis Galán, César García, Blanca Callén, Zaida Muxí, Marta Tomé, Ángela Ruiz, Camena Camacho, Red amiga del colectivo La Parcería, Celia Mayer, Tania Pariona, Carmen Haro, Rafaela Pimentel, Carles Freixa, Daniel López.

Footnotes

  1. Véase el ciclo de conferencias ‘Doing Ethnography Remotely’ del Stanford Center for Global Ethnography: https://iriss.stanford.edu/doing-ethnography-remotely

  2. Véase ‘Collecting COVID-19: A crowd-sourced digital ethnography of the COVID-19 Pandemic’: https://anthrocovid.com/

Themes: Spanish

Tomás Sánchez Criado y Adolfo Estalella

Madrid, Spain

Tomás Sánchez Criado pertenece al Instituto de Etnología Europea de la Universidad Humboldt de Berlín, se le puede localizar en tomas.criado@hu-berlin.de | @tscriado

Adolfo Estalella pertenece al Departamento de Antropología Social y Psicología Social de la Universidad Complutense de Madrid, se le puede localizar en jestalel@ucm.es | @adolfoestalella